Crónicas sabineras 3
Posted by Sobremesa Crítica | Posted in
La última parte de nuestros encuentros sabineros empezó con nuestro prematuro arrivo al lugar de las citas anteriores. No pasó mucho tiempo para encontrarnos con Antonio García de Diego, quien llegaba de una larga caminata por la ciudad. Nos saludó y se despidió para prepararse, con la promesa de regresar pronto. La espera no fue larga, ya que al poco rato bajó un español de puntualidad inglesa, Pancho Varona. Para nuestra enorme sorpresa, cuando le propusimos a pancho un restaurante cercano para tomar algo, nos contestó que fuéramos por un café…al 7-Eleven. Con todo y sorpresa lo acompañamos mientras nos contaba cuánto le agrada el café que sirven ahí y cuán susceptible es a enviciarse con esos pequeños gustos. Mientras le enseñaba a Clara con lujo de detalle como preparase un café, la plática se fue luego a su renuncia al ecologismo urbano…
Pancho nos contó que esta gira ha sido excepcional por el tiempo que pudieron disfrutar de su estancia en la ciudad, ya que “generalmente, la dinámica es concierto, hotel, aeropuerto, y así todos los días…”, lo que hizo que comparara esta visita a la ciudad de México con unas vacaciones.
Bromista, Varona nos contó que “en vez de estar perdiendo el tiempo” con ellos, deberíamos estar detrás de los Arctic Monkeys, quienes se hospedaron en el mismo hotel en su paso por la ciudad (ya luego nos llegaría la noticia de que además hubo encuentro de avión entre ellos en su viaje a Guadalajara). Para nosotros fue una gran sorpresa y también nos topamos con parte de su staff.
Regresamos al hotel , dónde había un inusual movimiento de gente con equipo de video entrando y saliendo, nos explicó Varona que le estaban grabando un documental a Sabina, vimos al sonidista del documental y le advertimos que “interceptaríamos” al Flaco ese día.
Siguiendo con Pancho, le preguntamos cuál era la época músical con Joaquín que más le había gustado, a lo que nos contestó que entre Física y Química y 19 días... probablemente habían compuesto sus mejores canciones, sin dejar de lado al Dímelo en la calle que considero un buen disco. También nos contó que no todos los discos y canciones tienen el mismo lugar en los gustos y sentimientos de Sabina, y por ejemplo mencionó Alivio de luto como uno de los menos…
Para nuestra alegría, se nos unió Antonio García de Diego (que no tomó café), cariñoso y entusiasta, y con él también intercambiamos algunas impresiones, además de descubrir lo galante que es. Mara Barros también hizo acto de presencia enfundada en un espectacular vestido con el que lucía su belleza tan natural.
Lo más emotivo de este encuentro fue la despedida, emotiva con besos, abrazos y hasta luegos como esperanzadoras promesas. Por un lado, dejábamos a quienes a fuerza de nuestra insistencia ya se nos hacían cotidianos, personas cálidas que nos sorprendieron con su disposición…por otro lado, era la última oportunidad para toparnos con el Flaco y lo sabíamos, así que cuando se fueron, nos quedamos a solas con esta oportunidad. No pasó mucho tiempo, de pronto, una camioneta blanca y ahí estaba, nos acercamos a la ventanilla y después de una brevísima duda, se detuvo (y el tiempo también). El mismo Joaquín Sabina, rodeado del personal de filmación y en compañia de su Dulcinea peruana. A toda prisa llegaron a sus manos nuestros discos y un libro, y para nuestra emoción, con los acetatos en las manos, reconoció “-estos no los tengo ni yo”… la impresión no nos impidió tomar unas cuantas fotos, aunque todo fue rápido y no pudimos tomarnos la de rigor con él. Luego, un apretón de manos, un beso volador y una camioneta rumbo al Auditorio, nos quedamos más sabineros y sonrientes que nunca.
Quedan las fotos y los autografos como testigos mudos de los días que pudimos acercarnos un poco al mundo inmediato de Joaquín Sabina, los recuerdos de las charlas y conocer a las personas que, ahora sabemos porque, son sus indispensables, personajes de una calidad y calidez humana excepcional. Gracias Pancho, Antonio y Mara, gracías Flaco por la atención.
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